Obras
de Valle-Inclán
Obras
de Valle-Inclán
La
actividad literaria de Valle-Inclán comienza con la publicación de
algunos pequeños textos en Santiago de Compostela, poco a poco
extendería varios géneros de narrativa, desde el relato y las
crónicas a la novela, a varios géneros literarios y a la poesía
lírica.
En
el ámbito narrativo, su producción se inicia en el modernismo.
Dentro de este movimiento se inicia Ramón con Femeninas y
Epitalamio, una
colección de relatos sutiles, sensuales y muy musicales. Más tarde
llevará a cabo todo un monumento del modernismo, las Sonatas,
que son: Sonata de Otoño (1902),
Sonata de estío (1903), Sonata
de primavera (1904) y Sonata
de invierno (1905), con las que
inicia su gran carrera como escritor. En estas sonata relata
autobiográficamente los amores del Marqués de Bradomín. En estos
textos el autor representa una nostalgia sensitiva típica en los
discípulos de Rubén Darío.
Flor
de santidad fue otra de sus
obras en prosa, que destacó por ser una de las más importantes en
toda la prosa modernista hispana. Esta obra se centra un poco más en
las tradiciones populares y leyendas gallegas con las que
Valle-Inclán estaba familiarizado.
Algunas
de sus obras podrían considerarse dramáticas por la cantidad de
diálogos que contienen, como el ciclo de las Comedias
bárbaras.
Otra
vertiente de la novelística del autor queda plasmada en los Relatos
de la Guerra Carlista (1909),
que reafirma el reconocimiento de Valle como gran escritor si bien la
transformación de su prosa modernista hacia el esperpento se va
operando desde Los cruzados de la causa
y el resto de las obras de esta trología y el paso al esperpento
narrativo será ya total con Tirano Banderas (1926)
en la que hace una fuerte crítica de una dictadura latinoamericana
arquetípica y la serie de El ruedo ibérico (1927),
ciclo narrativo que da una visión grotesca de la reina Isabel II y
de su corte.
Estas novelas marcan estilos
distintos a las novelas anteriores, acercándose a las preocupaciones
y críticas propias de la Generación del 98. No llegó a ser un
autor de esta generación, si no que absorbió las dichas
características propias de esta generación y las introdujo en su
estilo propio e inimitable.
En su estilo podemos observar
perfectamente la estética modernista. Busca ritmos nuevos, palabras
que sorprendan... También se aprecia el gusto por lo exótico, lo
pintoresco y lo raro, lo exquisito, trabajado y suntuario.
En general, en su prosa
modernista Valle busca el principio parnasiano “del arte por el
arte” y practicar el “culto simbolista de la alusión y de la
sensación”. Hay una búsuqeda continua de la musicalidad al estilo
de Rubén Darío y una huída consciente y continua del realismo y el
utilitarismo.
En cuanto a su obra poética,
está reunida en la trilogía Claves líricas (1930), formada
por Aromas de leyenda, Versos en loor a un santo ermitaño, El
pasajero y La pipa de kif.
Aromas de leyenda y
Versos en loor a un santo ermitaño (1907) reciben influencia
del Modernismo. En estos catorce poemas de métrica variada recrea
diversos aspectos de su Galicia natal descripciones del paisaje,
trabajos cotidianos, milagrería, superstición...
El
pasajero (1920) desarrolla en
treinta y tres composiciones temas como la muerte, el dolor, la vida,
la pasión, la eternidad...
Con
La pipa de kif (1919)
da paso en sus poemas a lo grotesco, a lo esperpéntico. Esta obra ha
sido definida como una colección de estampas trágico-humorísticas.
En el ámbito teatral,
Valle-Inclán fue actor, adaptador, traductor, escenógrafo, director
y productor teatral y dramaturgo. Escribió numerosas obras
teatrales. Su teatro se divide en cinco períodos:
- Ciclo modernista: Pertenecen obras como El marqués de Bradomín (1906) y El yermo de las almas (1908).
- Ciclo mítico: Desde su Galicia natal, creó un mundo mítico e intemporal. Los destinos de los protagonistas son habitualmente trágicos, de avaricia, lujuria, violencia... A este ciclo pertenecen Comedias bárbaras y Divinas palabras (1920).
- Ciclo de la farsa: Es un grupo de comedias recogidas en Tablado de marionetas para educación de príncipes (1909, 1912, 1920) en las cuales se presenta un continuo contraste entre lo sentimental y lo grotesco y sus personajes anuncian la llegada del esperpento.
- Ciclo esperpéntico: Está formado por Luces de bohemia y Martes de Carnaval. El esperpento es una nueva forma de ver el mundo, ya que distorsiona la realidad para presentarnos la imagen real que se oculta tras ella. Para esto utiliza la parodia, humaniza los objetos y los animales y animaliza cosifica a los humanos. De esta forma, los personajes se presentan como marionetas y carecen de humanidad.
- Ciclo final: Aquí el autor lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores: presencia de lo irracional e instintivo, personajes deshumanizados, esquematizados y quiñolescos, y la técnica distorsionante del esperpento. Sus obras quedan recogidas en Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte.Al igual que Unamuno y Azorín, el autor se enfrenta directamente al teatro comercial vigente. Estos escritores muestran una oposición al teatro realista, costumbrista y de corte burgués que tanto éxito tenía en los escenarios.Ramón realizó también numerosas traducciones del portugués, del francés y del italiano.
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