Divinas Palabras es una obra importante
en la trayectoria teatral de Valle-Inclán que supone la culminación
del ciclo mítico, con una estética muy cercana a los esperpentos.
El título de esta obra la singulariza, ya que nunca utilizó uno
similar ni lo utilizará en sus posteriores obras. Comenzó a
publicarla en 1919 en La Pluma,
un periódico madrileño. En 1920 fue publicada como libro, en este
mismo año el autor hace aparecer otras piezas dramáticas, que
restablecen la creatividad de Ramón en el ámbito dramático y
además algunas de ellas inauguran denominaciones como tragicomedia o esperpento, nunca utilizadas por el autor hasta ahora. La obra está
habitada con imágenes ancestrales de muerte, avaricia, lujuria...
pero formalmente se sitúa en una vanguardia expresionista.
A
causa de todo esto, la crítica consideró Divinas palabras
como obra crucial en la
trayectoria creativa del autor.
El propio Valle-Inclán
reconoció después de haber escrito la obra que debido a su
complejidad debería ser refundida para poder ser llevada a los
escenarios.
Su
argumento ha atraído a diferentes artistas interesados en adaptarla
no sólo a las tablas sino también al cine y a la música, prueba de
ello son las adaptaciones de célebres autores como Castelao y
versiones cinematográficas como la de José Luís García Sánchez en
1987 con el mismo título que la obra (Divinas
Palabras).
La
primera representación teatral se realizó el 16 de noviembre de
1933 en el Teatro Español de Madrid y a partir de 1950 empezó a ser
representada internacionalmente.
En
el ámbito cinematográfico aparecieron dos versiones, una en México
en 1978, adaptada y dirigida por Juan Ibáñez y otra en España en
1987 dirigida y adaptada por José Luís García Sánchez.
Divinas
palabras tan sólo tuvo una
representación operística, estrenada en el Teatro Real de Madrid en
1997.
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